La pastilla para dormir que Liz había tomado no surtió efecto, seguía despierta, seguía pensando, no era usual en ella tener noches de insomnio. Nunca había tenido grandes problemas que le quitaran el sueño, pero ahora tenia uno.
Acostada en la cama podía ver su reflejo en el espejo del tocador, poner el tocador frente a la cama había sido una mala idea pero mañana lo cambiaria, seguía sin poder dormir y solo pensaba en lo cansada que estaría maña en el trabajo.
De reojo vio que algo se movía a su lado, dio un grito y se volvió para ver bien lo que parecía ser un gato, pero solo era una playera tirada, esto ya no le estaba gustando, hacia un rato creyó ver a un hombre cerca de la tele, pero tampoco era real.
Comenzaba a sudar frío y le dolía la cabeza, esto era nuevo para ella y fue por un vaso de leche, se sentó en su cama y mientras bebía su mano comenzó a temblar violentamente, derramo la leche y el vaso se estrello en el piso.
Liz se puso a rezar, eso es lo que hacia cuando algo no salía muy bien, su mano dejo de temblar y ella comenzó a tranquilizarse, se agacho para recoger el vaso roto y entonces un puño rompió el espejo del tocador, Liz se quedo petrificada, no podía moverse, no podía gritar, las lagrimas escurrían por sus mejillas mientras alguien la arrastraba fuera de su cuarto.
Acostada en la cama podía ver su reflejo en el espejo del tocador, poner el tocador frente a la cama había sido una mala idea pero mañana lo cambiaria, seguía sin poder dormir y solo pensaba en lo cansada que estaría maña en el trabajo.
De reojo vio que algo se movía a su lado, dio un grito y se volvió para ver bien lo que parecía ser un gato, pero solo era una playera tirada, esto ya no le estaba gustando, hacia un rato creyó ver a un hombre cerca de la tele, pero tampoco era real.
Comenzaba a sudar frío y le dolía la cabeza, esto era nuevo para ella y fue por un vaso de leche, se sentó en su cama y mientras bebía su mano comenzó a temblar violentamente, derramo la leche y el vaso se estrello en el piso.
Liz se puso a rezar, eso es lo que hacia cuando algo no salía muy bien, su mano dejo de temblar y ella comenzó a tranquilizarse, se agacho para recoger el vaso roto y entonces un puño rompió el espejo del tocador, Liz se quedo petrificada, no podía moverse, no podía gritar, las lagrimas escurrían por sus mejillas mientras alguien la arrastraba fuera de su cuarto.
Cuento de Karla Danira Bañuelos. Fotografia de Man Ray.